Estamos aquí de nuevo para seguir con el viaje hacia lo desconocido de nuestros héroes. Es la octava vez que se reunen para profundizar en la mazmorra, y en ésta ocasión se las unido tres héroes nuevos:
- Toulan, un elfo pícaro.
- Whilhelm, un humano monje.
- Nerial, una elfa druida.
Con éstos refuerzos, nuestros héroes intentarán seguir su viaje.
Como siempre, el caballero de la muerte hace acto de presencia entre el grupo para ponerlos a prueba. Parece que los enemigos se están reforzando cada vez mas, porque la magia de Ellyana empieza a causar estragos; y los impactos de Hunt no deben menospreciarse.
El combate dura un poco mas de lo habitual, pero el balance de bajas es escaso, apenas han tumbado a Nerial; el resto sigue en pie y con ganas de guerra.
Sala B30. Goblinoides que quedan
Cuando entráis en la habitación, os fijáis en los cuerops de siete goblins y otros tantos osgos; han muerto luchando, y están atravesados por decenas de lanzas. Cuando os acercáis a ellos, un chillido proveniente de las alturas os llama la atención: cuatro vargouilles hacen acto de presencia.
Después del combate con Darklantan, los vargouilles demostraron que no eran rival para el grupo; siendo aplastados incluso antes de llegar a actuar.
Sala B42. Muro de curación
Las paredes de la habitación están caídas, al igual que muchas otras de la mazmorra; pero al final de ésta hay un derrumbe que impide el acceso a la siguiente habitación.
Se acercan a la puerta, provocando un nuevo desprendimiento (sin consecuencias). Por lo demás, una habitación tranquila y sin percances.
Sala B43. El machador.
Al entrar en la habitación, la puerta se cierra, y las dos paredes se acercan lentamente la una a la otra a la vez que de ellas sobresalen pinchos repletos de veneno.
Con el mapa de la mazmorra en la mano, conocen la situación de una habitación secreta anexa, a la que (in extremis) consiguen entrar a la vez que el músculo de los personajes detenía las paredes en movimiento.
En dicha habitación sólo hay una palanca que desactiva la trampa en la que acaban de caer.
Sala B47. La cámara de los ecos
Al abrir la puerta, una serie de susurros ininteligibles llegan a vuestros oídos. Además, un olor como a putrefacción sale de la sala recién descubierta. En ella, una espada permanece en el suelo.
Tras una breve discusión, Galad entró en la sala, se hizo con la espada (normalucha) y salió indemne tras haber resistido las trampas que había en ella.
Sala B48. Habitación cuadriculada
Una sala inmensa, repleta de varios cuadrados dibujados por todos lados (cuadrícula de colores) en rojo, plata y negro. Al pisar algunos de ellos producen ciertos efectos negativos.
Tras probar los distintos efectos (daño y pérdida de características), Galad decidió ir pisando las baldosas que producían quemaduras, ya que él es inmune al fuego. A media camino del fondo de la sala (en la que descansa una armadura mágica), las baldosas delante suyo caen, formando un pozo recorrido por tres puentes (uno de cada color).
Mientras Galad iba hacia el puente rojo, Toulan lanzó el conjuro de volar sobre su persona, sobrepasando en un momento a Galad, cogiendo la armadura, y dejándoles a todos con un palmo de narices.
Hasta aquí la primera parte de la crónica de la partida (serán sólo 2, que en ésta se descubrieron bastantes menos salas).