Personajes: Hermenegildo Hubes II

sábado, 10 de octubre de 2009

¡PRIMERA ZONA DESPEJADA! ¡AVANZAMOS!

¡Por la gloria de Tyr! ¡La primera zona ha sido despejada!

La prisión debe ser enorme, pues hemos recorrido infinidad de pasillos y estancias y parece ser sólo la entrada.

Por lo que hemos visto y hemos podido averiguar, el hombre rata se había hecho con el control de esta zona y había conseguido manipular o convencer a los humanoides, orcos, kobolds, trolls y ogros para que trabajasen con él, cada uno controlando una parte del terreno.

Probablemente sus ansias de conquista le habían llevado a invocar un portal a los infiernos para aumentar sus filas y ampliar sus territorios, lo cual acabó en desastre al no poder controlar a esas criaturas aladas, octópedas y que se alimentan de la sangre de otras criaturas, así como enormes ratas que transmitían enfermedades, por no hablar de los demonios a los que también tuvimos que hacer frente, estos últimos por suerte en muy inferior número.

Los humanoides, cómo no, con su líder ocupado con el portal e intentando recuperar el control, por su naturaleza caótica y malvada, habían empezado a agredirse entre ellos y, en los más duro de la batalla, parece que fueron atacados a su vez por las criaturas que surgían del portal. Esto se reflejaba por la gran cantidad de salas destrozadas, en las que había innumerables cuerpos caídos, de todos los bandos, unos con marcas de armas y otros con las marcas de las criaturas infernales o todavía aferradas a sus cuerpos, yaciendo amontonados y unos al lado de los otros.

Los humanoides que habían sobrevivido a las primeras oleadas se habían atrincherado en sus territorios, emboscados, esperando a atacar a la mínima señal de peligro, pero quizá lo más acertado sería decir que estaban esperando su final. Sin un líder carismático que fuera capaz de dirigirlos, motivarlos y hacerles trabajar organizada y conjuntamente, pronto habrían de verse atacados por separado, arrinconados y superados en número.

Nos vimos inmersos en plena lucha, con prácticamente todas las criaturas hostiles, pero nos abrimos paso, hasta el portal, que cerramos uno de los clérigos y yo con nuestras oraciones, encomendándome a Tyr. A pesar que los demonios nos atacaron para evitarlo, volvimos a intentarlo hasta conseguirlo, aún heridos y a riesgo de no poder superar otra oleada de esos malvados engendros.

Finalmente, acabamos con el hombre rata, una especie de hechicero, cuya mente parecía que se había visto alterada por esta situación, pues no dejaba de reír y atacar, sin articular palabra. Un compañero ha caído, el caballero ¡que Tyr le ayude a encontrar la paz infinita!

Por toda la zona hay desprendimientos y también trampas, en especial en las puertas, aunque no tuvimos demasiados problemas con ellas. Hay que mirar donde se ponen los pies y tener cuidado con lo que se toca. Cuidado con las esferas de colores y alguna puerta, que te llevan a un lugar en el que no hay aire para respirar, con sólo una salida, difícil de hallar.

Las puertas ocultas también parecen ser la tónica reinante.

En contrapartida, hay algunas salas relacionadas con el agua que ofrecen beneficios, deberían ser para los anteriores guardias, pues ofrecen curación y resistencia a algunos elementos.

El Caballero de la Muerte, con sus esqueletos y esa maga no cesan de acosarnos. A la vez que mejoran nuestras aptitudes, técnicas y poderes, también ellos se vuelven más poderosos o aumenta su número. 

Con la bendición de Tyr he conseguido derribarlo en dos ocasiones, haciéndole sentir el poder de Tyr en sus huesos, la última vez castigándole dos veces seguidas. Pues en ese momento del combate mi cuerpo recibe una brutal carga de poder divino, fuerza y adrenalina, y mi arma le golpea irremediablemente, a pesar de sus defensas, con un estallido de energía. 

También he conseguido expulsar a todos sus esqueletos en una ocasión, cuando no son controlados por uno de los clérigos del grupo. Esta acción de controlar muertos vivientes no es de mi agrado, si bien es de gran utilidad para el grupo y se me dejó muy claro que he de actuar conjuntamente con mis otros compañeros y por el bien de la misión, no puedo desobedecer el mandato divino. Quizá por el momento, dadas las excepcionales circunstancias, deba soportar un mal menor para acabar con otro mayor, y si salimos de ésta, que lo dudo, ya veremos.

Ahora nos hallamos en una nueva zona, al este, parece que albergaba (o alberga todavía) a criaturas más poderosas, pues las primeras salas están cargadas de magia, trampas y acertijos. Se diría que trata de tentar a las criaturas para hacerlas caer en una trampa, ya sea para destruirlas o mantenerlas encerradas, explotando sus debilidades, su vanidad, su ambición insana, sus ansias de poder y riqueza, como es propio de las criaturas infernales (aunque también lo es de otros muchos seres) tales como demonios o diablos. Incluso hemos encontrado hierro frío.

No hay mayor ni mejor fortaleza que Tyr, mi ciudadela y mi libertador.

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